martes, 22 de mayo de 2012

Donar es un acto de Amor - Por el Dr. David Arce Martino

Me pareció una eternidad cuando me quedé escuchando el latido del corazón de mi hijo, que ahora estaba latiendo en otro pecho.


Mañana miércoles 23 de mayo, se celebra en el Perú el Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos, y es una fecha que sirve para que todos los peruanos tomemos conciencia del sublime acto de amor al próximo, que significa el poder donar nuestros órganos para poder dar vida a los demás sin pensar en recibir nada a cambio.

Yo tengo de amiga a una paciente cuyo hijo falleció en un accidente de motocicleta hace pocos años. Al comienzo, cuando se enteró del accidente estuve como si fuera un sueño, me comentó después, me desesperé y no sabía qué hacer. Me dijeron que lo habían llevado grave a la Unidad de cuidados Intensivos del Hospital y cuando el médico se me acercó para decirme que mi hijo estaba muerto, se me desgarró el corazón y no quería creerle. No podía soportar la idea de que ya nunca más pudiera ver a mi hijo, ni poder hablarle ni conversarle. El médico con voz muy tranquilizadora, me dijo, señora, su hijo ha fallecido, está con muerte cerebral, pero algunos de sus órganos pueden seguir vivos en el cuerpo de otros. Entonces yo me molesté, le quería pegar al médico, y le dije que quizás mi hijo todavía seguía vivo y al quererle extirpar los órganos quizás en ese momento lo iban a matar de verdad. Entonces vinieron unas enfermeras que junto con el médico, me explicaron lo que yo ya sabía pero que no quería aceptar. Y no sé cómo es que me iluminó la voz de Dios y escuché claramente la voz de mi hijo, decirme, cuando yo muera quiero donar mis órganos, para salvar a otras personas que lo necesitan. En ese momento recordé que no hacía ni una semana habíamos conversado de la muerte y de la donación de órganos, y eso fue lo que mi hijo me había dicho y ese fue su deseo. En aquel momento, yo le dije, calla muchacho loco, que tú estás joven y primero yo me moriré antes que tú. Junto con su papá, y sus dos hermanos firmamos el consentimiento para poder donar sus órganos, ya que no se podía perder mucho tiempo. 
Estuvimos muy tristes durante el sepelio, pero el saber que parte de los órganos de mi hijo seguían con vida me reconfortaba un poco del dolor que sentíamos. Yo estaba curiosa por saber quiénes eran aquellas personas que se habían beneficiado con la decisión de mi hijo, pero es parte del programa el no saber quiénes fueron los trasplantados, es parte de la ética médica. Muchas veces yo había visto en los programas de televisión a personas que pedían un riñón, córneas, un corazón. Algunos con pocas esperanzas de vida. Había visto que muchas de estas personas se encuentran en listas de espera que más parece un camino al calvario. Mi hijo muchas veces había donado sangre, por lo menos dos veces al año, y yo le decía que se iba a volver anémico, y riéndose me decía que no. Yo le decía ahora te vas a volver gordo y no vas a poder entrar por la puerta de la casa y él me decía que esas eran puras mentiras. Y de verdad que nunca engordó siempre se mantuvo saludable y atlético. Seguramente que en la Universidad te obligan a donar sangre le decía, no mamá, es que la gente no sabe que mientras más donemos más gente podrá vivir sanamente, más gente podrá operarse y salvarse. Nunca me he perdonado haberle comprado esa motocicleta que quedó hecha trizas después del accidente.
Y muchas veces pienso que está allí, esperándome en cualquier lugar de la casa con su sonrisa resplandeciente dispuesto a darme un abrazo, él sabía dar lindos abrazos. 
Inicialmente supe que mi hijo había podido donar su corazón, pulmones, hígado, los dos riñones y sus córneas. Allí supe que existe una gran cadena de personas en este hermoso trabajo de trasplante de órganos, que cuando existe un posible donante, se activa una alarma en varias partes del país, y que algunos órganos pueden ser llevados a otras partes del país. 
Confieso que me daba curiosidad saber quiénes habían sido los beneficiados, hasta que por casualidad me enteré que la que había recibido el corazón había sido una persona joven, una señorita y quiso Dios que un día nos encontráramos y me emocioné mucho cuando le di el abrazo. Me pareció una eternidad cuando me quedé escuchando el latido del corazón de mi hijo, que ahora estaba latiendo en otro pecho.
Ahora, esta madre que un día fue mi paciente por ayudarla a sobrellevar la muerte de su hijo, ahora es mi amiga y nos vemos con frecuencia. Hace poco me ha enseñado su carnet rojo donde consta que ella también es donante.

Donar es un acto sublime de amor.

Dr. David Arce Martino



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