Foto: http://unmundoparalaimaginacion.blogspot.com/2014/04/banksy.html
En la teoría de la comunicación se denomina ruido a toda interferencia que impida la comunicación entre el emisor y el receptor.
Hace poco miré una imagen donde dos personas se estaban abrazando y cada una de ellas estaba mirando su teléfono celular y recordé la queja de una paciente que me decía: “mi esposo dice que llega cansado de trabajar, cena mirando la televisión y luego se va a su estudio a revisar su correo y su Facebook, después de llamarlo varias veces para que venga a la cama a dormir, y cuando la luz ya está apagada, saca su celular para seguir revisando sus cosas, ya no sé qué hacer, porque le he reclamado innumerables veces. Entonces yo me duermo y en las mañanas está apurado buscando su celular que se ha caído al suelo con la batería descargada, pidiéndome de favor que lo llame para ubicar dónde está su celular”.
Y es que el vendaval tecnológico ha invadido nuestras vidas de una manera calamitosa, con el permiso de cada uno de nosotros.
Muchas veces nos preguntamos cómo es que los niños se hacen adictos a los juegos de Internet, cómo es que pasan el tiempo con diversos aparatos electrónicos tipo play station, PSP, tablets y teléfonos celulares y la única respuesta es que nosotros los adultos les estamos dando el ejemplo, además de recortarles el tiempo que invertimos en ellos y comprándoles los aparatos para que “nos dejen más tiempo libre”.
Hace poco pasaron por la televisión, en tono de sorna, la caída de una señorita en un buzón sin tapa de la telefónica, simplemente se había caído por estar mirando su celular mientras estaba caminando.
Por todas las calles por donde caminamos miramos a los costados y vemos cables y antenas por doquier. Y no decimos que esto esté mal: los seres humanos necesitamos comunicarnos. El problema ocurre cuando esta “comunicación”, nos aísla de nuestros seres queridos.
Ruido no solamente es el exceso de decibeles que impide escucharnos, ruido también es el exceso de ondas inaudibles que distraen nuestra atención, como el abuso de teléfonos celulares.
Particularmente, durante la consulta médica, ya sea en el hospital, en el consultorio o en el Centro Pastoral de Chulucanas, evito responder las llamadas y sólo lo hago cuando me llaman mis jefes o el personal que cuida a los pacientes hospitalizados en caso de alguna emergencia. Mi familia y los que me conocen, saben que durante la consulta no respondo los mensajes del Facebook ni los de whatsapp, saben que si existe una emergencia solamente voy a revisar mi celular si me envían un mensaje SMS. Algunas personas llegan a preguntarme si estoy molesto con ellas
por no responder sus mensajes. Ya habrá tiempo de revisar los otros mensajes cuando acabe la consulta.
Los médicos rotantes que me acompañan, aparte de aprender de los pacientes, terminan la rotación conociendo lo importante que es dejar en silencio los celulares y escuchar atentamente lo que los pacientes nos quieren decir y también lo que no nos quieren decir.
Los médicos jóvenes y los alumnos ya saben que durante las clases y durante las consultas es mejor dejar sus teléfonos en silencio.
Disminuir el ruido ayuda a mejorar nuestra comunicación, que al final es lo que más nos importa.
Interferencia Electrónica - Por el Dr. David Arce Martino
0 comentarios
Posts a comment