Viviendo a través de los hijos

El ejercicio de la psiquiatría todavía me sigue sorprendiendo. Hace poco he visto a una paciente de 15 años que ha terminado secundaria en los primeros puestos. Que ha tenido el primer puesto tanto en la primaria como en la secundaria. Sabe hablar inglés y alemán a la perfección porque en el colegio les enseñan esos cursos. Además domina el portugués y el italiano, que los ha llevado como cursos libres en sus respectivos Institutos.

Ha leído tantos libros desde muy pequeña que pareciera que ya no le quedaran libros para leer. Es una trome en matemática y en física. Se sabe de memoria los números pi, número épsilon y el número dorado hasta con diez decimales, y creo que con más decimales.

Desde pequeña ha recibido clases de ballet, de música clásica y toca el violonchelo como un ángel.

Y con todas estas cosas que me dicen ambos padres, delante de Eva María, que yo me pregunto qué podrá tener. Se les ve tan felices a los tres.

Comienzo a confeccionar la Historia clínica y cuando llego a Motivo de consulta realizo una pausa y pregunto, ¿Por qué motivo han venido a la consulta?

Y la madre se apresura a decir, en realidad a nada doctor, solamente que mi bebita está un poco desconcertada en qué estudiar, yo le he dicho que es buena para estudiar medicina, su papá dice que quiere que estudie Derecho, una de sus abuelitas dice que estudie en el Conservatorio de Música, la otra abuelita opina que mejor se dedique a estudiar en la Academia Diplomática. Y así varios opinan varias cosas tanto así, que mi hijita está muy desconcertada y no quiere hacer nada ahora, por eso venimos.

Entonces les pido quedarnos a solas con Eva María y me narra muchos acontecimientos traumáticos en la niñez, desde la rigidez y exigencia de los padres en la niñez, con maltrato físico incluido, hasta presencia de Bullying en el colegio, por ser y considerarse “diferente” a los demás. Una vez le preguntó: ¿Porqué soy diferente a los demás mamá? Y la madre le respondió porque eres un ser muy especial y estás predestinada para muchas cosas. Y suspirando le dijo, Ay!, si yo hubiera podido tener las oportunidades que tú tienes… no sabes el sacrificio que hacemos por ti, nos rompemos el lomo trabajando para que tú seas algo diferente a los demás, para que seas lo que nosotros nunca tuvimos la oportunidad de ser.

Eva María tenía tanta necesidad de hablar de sí misma que fácilmente nos demoramos casi dos horas en la primera sesión.

Y casi al final me dijo yo solamente he hecho esto para que mis padres me quieran más. En realidad pienso que ya hice todo lo que ellos querían, ahora quiero ser una

persona normal, quiero tener amigos, todos los chicos me ven como bicho raro, como si fuera extraterrestre.

Como he sacado los primeros puestos en el colegio, tengo ingreso libre a la Universidad, pero no tengo interés en estudiar nada de lo que ellos me dicen, en realidad quiero estudiar Arqueología, pero como le dije eso a uno de mis abuelitos, lanzó el grito en el cielo diciendo que cómo me voy a desperdiciar estudiando “eso”.

Como me llamó la atención su extrema delgadez y la blancura de sus manos le pregunté por sus hábitos alimentarios y me dijo que había decidido a comer lo suficiente y que solo quería pesar 45 kilos, no más, que por su estatura de 1.70 metros pareciera demasiado delgada. Que está restringiendo los alimentos desde inicios de diciembre y que tampoco quisiera crecer ni desarrollarse como mujer.

Luego de conversar con Eva María, hice pasar a los padres y de la forma más natural facilité que la paciente expresara la que quiere estudiar. Ambos se pusieron serios, hablando de sus posibilidades de estudio y que una lumbrera no debería perderse así no más. Me tomé el tiempo de explicarles que lo más importante es la salud física y mental de Eva María, pero al parecer no escuchaban.

Se fueron diciendo que respetarían la decisión de ella, pero con el lenguaje corporal dijeron lo contrario y se fueron visiblemente molestos.

Yo me quedo pensando, con la esperanza de que volverán a la consulta y mejorará la vida de Eva María.

Viviendo a través de los hijos