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jueves, 4 de abril de 2013

Alexitimia Por el Dr. David Arce Martino



La palabra Alexitimia deriva del griego “a”, que significa: sin, “lexis”, que significa: palabra, y “thymos”: afecto; es decir, que existe la dificultad para expresar e identificar qué emoción estamos sintiendo.

Hay muchas personas que cuando se les pregunta qué emoción están sintiendo, empiezan diciendo lo que están pensando y no logran expresar lo que están sintiendo.

No es que se considere a la Alexitimia como una enfermedad, sino que es más saludable, expresar lo que sentimos, y mucho mejor si nuestra conducta es congruente con lo pensamos y lo que sentimos.

Los seres humanos nacemos con un código genético determinado por la fusión del ADN de nuestros padres, y dentro de este código genético tenemos mucha información, desde el color de ojos, del color de la piel, hasta la forma de nuestro cuerpo. Algunos genes, de acuerdo a las circunstancias, se activan o permanecen “dormidos”. Y las circunstancias corresponden a todo lo que nos rodea, nuestra familia, nuestra comunidad, nuestra cultura. Si comparamos a nuestro cerebro con un “Disco Duro” de una computadora, sabremos de que no viene en blanco, sino que ya viene con un Sistema Operativo, que en el caso de las computadoras, puede ser el Windows, el Linux, o cualquier otro; y en el caso del cerebro, tampoco viene en blanco, ya viene genéticamente programado, ya tenemos nuestros instintos de sobreviviencia, ya venimos con nuestras emociones básicas. Y sobre este Sistema Operativo, como en las computadoras, “instalamos” otros programas, como el “Microsoft Word, etc”, y en el ser humano, el principal programa que instalamos es el lenguaje. No importa donde nacemos, lo importante es dónde nos criamos. Si un niño nace en el Perú y recién nacido es llevado a Japón, este niño crecerá hablando japonés y a través de este idioma, aprenderá la cultura de Japón.

Y este lenguaje que aprendemos nos servirá para poder expresar lo que pensamos y muy en especial, lo que sentimos. Aunque muchas personas digan: “no es necesario que yo le diga que la quiero, ella ya lo sabe, por todo lo que hago por ella”; siempre es conveniente expresar verbalmente lo que sentimos hacia los demás.

Dependiendo de las elecciones que hacemos desde niños, aprenderemos a expresar en menor o mayor medida, lo que sentimos. Algunos padres no enseñan, mediante el ejemplo, a expresar lo que sienten, y con ello están limitando tremendamente la vida psíquica de los hijos.

Las emociones básicas nos sirven para vivir, sin ellas morimos. Dentro de las cinco emociones básicas están dos muy agradables: el amor y la alegría, y tres desagradables: como la tristeza, la ira y el miedo. Necesitamos de todas ellas para hacerle frente a la realidad, y sin ellas moriremos.

El amor es importante, especialmente en los seres humanos, porque dependemos de nuestros padres y de los seres adultos, para ser cuidados desde que nacemos, y por el amor que nos prodigan nuestros padres ellos impedirán que muramos. Lo mismo ocurre con la alegría, que es la sal de la vida.

Y algunas personas dirán ¿cómo es que la tristeza, la ira, y el miedo nos salvarán de morir?, muy sencillo: si yo no expreso mi tristeza, que es una emoción auténtica y natural, probablemente me enfermaré de depresión y ello sí me matará. La ira es necesaria para defendernos de los peligros, de los depredadores, de los animales peligrosos. El miedo nos protege de hacernos daño. Si los seres humanos no sentiríamos el miedo como algo natural, estaríamos expuestos a muchos peligros y nos haríamos daño, cruzaríamos la calle sin percatarnos de los peligros, no le tendríamos miedo al fuego ni a las alturas.

Es por eso que es saludable poder identificar lo que estamos sintiendo y expresar verbalmente nuestras emociones, todas nuestras emociones básicas. A veces aprendemos a sentir miedo a expresar nuestro cariño y nuestro amor hacia nuestros seres queridos. Hagamos un alto en nuestras vidas y expresemos cada día nuestro amor y cariño a aquellos que tanto queremos, sin necesidad de esperar un día especial ni la ayuda del alcohol para hacerlo.

Cuando lo expresemos con mayor frecuencia se nos hará un hábito, un buen hábito. Hoy me acercaré a la persona que amo, la miraré a los ojos y simplemente le diré: Te Amo.


Dr. David Arce

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