domingo, 9 de octubre de 2011

Productos biodiversos, la nueva oportunidad de desarrollo justo



DARWIN CRUZ FIESTAS
En Piura un total de dieciocho agricultores del caserío de Locuto, en Tambogrande, han iniciado una lucha intensa contra la tala de algarrobos. Este movimiento ahora se está extendiendo hacia Chulucanas y surgió hace casi cinco años, cuando entendieron que destruir estos árboles les podía dar un poco de dinero, pero no desarrollo sostenible.
“Convertir una planta de algarrobo en leña les proporcionaba dinero para comer por un día, pero nosotros les demostramos que si ellos cosechan sus frutos con el debido cuidado técnico, pueden tener recursos no solo para comer, sino para educar a sus hijos”, cuenta Pedro Rivera Caso, gerente comercial de Algarrobos Orgánicos del Perú, empresa que en los próximos días enviará su primer contenedor de harina de algarrobina hacia Estados Unidos, bajo su propia marca llamada Eco Fields.
Para Rivera, poder llegar al mercado estadounidense con una marca propia es un gran logro, porque antes vendían a granel para intermediarios del país del norte, Francia, Holanda y el Reino Unido. Este embarque con marca propia no solo es fruto del esfuerzo de la empresa por encontrar nuevos mercados en el exterior y de las inversiones que han realizado para convertir la algarrobina en harina, sino también de los campesinos piuranos, quienes al trabajar de manera asociada también escogen mejor el fruto.
¿Por qué su producto ha tenido el éxito esperado en el mercado de Estados Unidos? Rivera dice que todo pasa por seguir la tendencia y darle al consumidor lo que busca: productos que tengan un gran valor nutricional, tal como sucede con la harina de algarrobina, la cual proporciona, a quien la consume, una gran cantidad de calcio y azúcares que pueden ser asimiladas por las personas diabéticas. También este producto es ideal para los consumidores alérgicos al gluten.
Según Vanessa Ingar, coordinadora del programa de promoción de biocomercio de Prom-Perú, productos como la algarrobina, quinua, kiwicha, sacha inchi, camu camu, maca, aguaymanto, cacao nativo y las castañas tienen un alto potencial de crecimiento en un mundo en el que cada vez más consumidores miran hacia productos naturales que encierran dentro de sí un alto contenido de conocimiento ancestral. “Incluso los laboratorios cosméticos buscan este tipo de productos”, menciona.
TODOS GANAN
Todo ese trabajo con las comunidades campesinas del caserío de Locuto le va a servir a Algarrobos Orgánicos del Perú en la postulación para la certificación de comercio justo y esto, a final de cuentas, redundará en mayores beneficios para los pobladores de esta comunidad, tal como sucede con los proveedores de Candela Perú, empresa con 23 años en el mercado y que vende castañas, a granel y en cajas especiales, así como aceite de castaña para grandes marcas en Suecia, Italia, Canadá y Estados Unidos.
Gastón Vizcarra, presidente de Candela Perú, explica que su compañía trabaja con diversas asociaciones de productores de castaña ubicadas en Madre de Dios, a las que el comercio justo les permite recibir el 75% del precio de venta del producto. “Esto es lo que se conoce como premio, el cual es otorgado por la empresas que nos compra las castañas”, afirma.
Este premio es otorgado en virtud a que el consumidor final paga un poco más por todo el valor nutricional que adquiere al comprar estos productos, a pesar de los problemas fiscales que atraviesan Estados Unidos y la Unión Europea, mercados que son los principales compradores, sostiene Joseff Brinckmann, consultor del Centro de Comercio Internacional de la Organización Mundial de Comercio (OMC).“El consumidor es consciente de que más caro le resultará un tratamiento médico, que alimentarse bien. Es por eso que podemos afirmar que la crisis no afectará el consumo de estos productos. Incluso los restaurantes de comida rápida en Estados Unidos apuestan ahora por ingredientes con alto valor nutritivo”, explica el especialista.
Del cambio de los patrones de consumo y del gusto por lo natural puede dar fe Candela Perú, firma que siguiendo la preferencia por lo natural, ahora incursionará en la venta de chocolates rellenos de aguaymanto y castañas en Estados Unidos y en países nórdicos con la marca Muccha (beso dulce en quechua), la cual se encuentra bajo el paraguas de la marca Perú.
VALOR DEL ORIGEN
La adopción de la marca Perú es una estrategia de la firma para posicionar de una mejor manera su producto en el extranjero, porque permite que “el consumidor tenga un referente de calidad y tradición”, comentó el ex ministro de Comercio Exterior y Turismo Eduardo Ferreyros, durante la presentación de la imagen país.
Pero esto no solo es una estrategia de márketing, sino también una exigencia del mercado, según Erik Mass, gerente de ventas de la feria Fancy Food, la más importante del continente para productos gourmet.
“El consumidor quiere saber todo acerca del producto. Quiere saber qué historia hay detrás del envase que contiene el alimento que va a comprar y el Perú es conocido por su gran biodiversidad. Es por eso que los productos peruanos tienen un gran potencial en estos mercados”, señala.
Ese es un aspecto que Damián Silva, gerente de Peruvian Nature, conoce muy bien. Su empresa comercializa plantas medicinales como la maca, uña de gato y chuchuhuasa, entre otras, que los consumidores en países como Estados Unidos, Suiza, el Reino Unido, Italia y Francia relacionan directamente con el Perú.
Silva dice que es consciente de que al comercializar estos productos en el extranjero, sobre todo la maca, tiene que asegurarse que la calidad sea alta y por eso su empresa brinda apoyo económico y técnico a sus proveedores en buenas prácticas de manufactura y recolección.
“Trabajamos con dos grupos de proveedores, a quienes les brindamos adelantos de dinero para la producción, el cual no se descuenta una vez que compramos, a precio de mercado, el producto ya cosechado. Este adelanto representa cerca del 50% del precio que pagamos por el producto”, detalla Damián Silva
La empresa de Silva también ha empezado a vender granos andinos como quinua y la kiwicha, así como frutas deshidratadas. Estos productos son vendidos a 13 mil clientes en el mundo a través de la empresa Nutraceutical International, con quien tiene un ‘joint venture’ y atiende pedidos de productores de barras energéticas.
LAS CLAVES
País megadiverso El Perú cuenta con 84 de las 117 zonas de vidas del planeta y ocupa el octavo lugar en tener especies de plantas con flor de las 25 mil existentes en el mundo.
Tendencia El consumidor ahora se preocupa por la inocuidad de los alimentos y por el vínculo entre el calentamiento global y los hábitos de consumo.
Regla La comercialización de productos naturales se denomina biocomercio y entre sus principios está la distribución justa y equitativa de los beneficios económicos.
OPORTUNIDADTambién el mercado local
La tendencia de comer sano no solo se desarrolla en países como los europeos o Estados Unidos. En el mercado local también hay una fuerte demanda por comer sano. Eso lo demuestra Igasur S.A., empresa dedicada a elaborar y vender galletas de la marca Mi Abuela a base de harina de trigo, quinua, kiwicha, cañihua, maca y coca.
La marca Mi Abuela ha ido mejorando en los 11 años que tiene en el mercado, y ahora no solo atiende pedidos de su natal Arequipa, sino también de Puno, Cusco, Tacna y a partir del 15 de este mes, al mercado limeño masivo a través de la cadena de supermercados Tottus, según cuenta Enrique Campos, gerente general de la empresa. El crecimiento de Mi Abuela también se aprecia en la variedad de su producción: comenzaron con tres tipos de galletas y ahora elaboran 34. “Esto quiere decir que cada vez hay más gente que quiere ali-mentarse naturalmente”, dice Campos.
El Comercio.pe

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