El amor erótico es saludable y necesario, tanto para la vida en pareja como para la supervivencia de la especie. El amor erótico es una faceta del sentimiento llamado amor y que nos permite vivir: el amor maternal, paternal, fraternal, filial, amor a nuestro planeta, que es nuestro hogar grande y que nos permite amar a todo lo que esté vivo sobre la faz de la tierra.
Muchas veces se confunde el amor erótico con aquella experiencia “explosiva” de enamorarse. Así como le sucedía a mi paciente Juan, que se enamoraba locamente de una y otra mujer, con la misma intensidad de siempre, y la experiencia inicial era luminosa y placentera, pero cuando se iban conociendo un poco más, llegaban a cansarse, y a separarse. Y Juan nuevamente pensaba que la nueva novia era el amor de su vida, que cómo no podía haberse dado cuenta de que ahora estaba tan equivocado como con la anterior.
También se dio cuenta de que todas las chicas tenían algo en común, y lamentándose decía qué coincidencia, todas ellas se parecen, aunque no físicamente, sí en el carácter. Al comienzo todo era bonito, y luego empezaban con los celos, a revisarle la billetera, los bolsillos, el celular, su correo electrónico. Y él decía que eso era contagioso, porque él también hacía lo mismo con ellas. Decía que ellas eran coquetas, pespitas, y que andaban sonriéndole a todo el mundo, que mucho se pintaban y que iban a muchas fiestas. Ninguna chica que le tocaba era “de su casa”, todas eran pespitas.
Poco a poco, Juan comprendió que no era casualidad que él hiciera pareja con personas parecidas, que algo había en él, que atraía a aquel tipo de mujeres. Empezó a darse cuenta de cómo era él, y qué había en él que atraía el mismo tipo de mujeres. Y aquella experiencia de “enamorarse” era solamente algo superficial, como si la persona “amada” estuviera en un altar. A la cual veneraba y que poco a poco él mismo destruiría con sus celos enfermizos. Y cuando discutían y peleaban, primero empezaba a rogarle, a arrodillarse, a llorar, y cuando veía que esto no funcionaba empezaba a gritarle a enfurecerse hasta el punto de amenazar contra su vida, o que la iba a matar o que él se iba a suicidar. Cuando ya pasaba todo esto y se enamoraba de otra decía qué tonto que había sido, y pensar que por aquella mujer que no era mi nada, me quería hacer daño…
Esta experiencia del click, del flechazo, era solamente pasajero.
En cambio el verdadero amor erótico, el de pareja, permite que las dos personas crezcan personalmente, que se acepten con todas sus virtudes y defectos. Que siempre estén conociéndose cada día. Y que no tengan la falsa esperanza de querer cambiar a la persona, a la imagen y semejanza de lo que ellos quisieran. A veces este tipo de personas tiene una ilusión y buscan en otras personas encontrar esa ilusión y si no la encuentran, quieren crearla creyendo que las podrán cambiar cuando ya estén juntos. Se podrán pasar la vida entera y nunca podrán cambiar a su pareja.
Las personas no cambian cuando otras personas les piden que las cambien, solamente cambiarán cuando ellas mismas lo deseen y cuando pongan todo su empeño para lograrlo.
En el amor erótico, se ama a la pareja y se la acepta tal cual es. Aprenden a soportarse juntos, a quererse. Entonces el amor se torna desinteresado, se quiere el bienestar de la pareja y este amor es saludable.
Juan, todavía está en el proceso de conocerse y poco a poco está comprendiendo que aquella experiencia fugaz, es muy diferente del Amor Erótico.
David Arce
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