miércoles, 9 de mayo de 2012

La Madre y la Salud Mental

Por el Dr. David Arce Martino

Pintura: Karina Fernandez Cardoza
Carlos Oquendo de Amat, un peruano de Puno, publicó un hermoso ejemplar de poemas cuyas hojas venían dobladas como un acordeón, titulado “Cinco metros de poemas”, y entre ellos hay un poema dedicado a la madre, a todas las madres:

Tu nombre viene como las músicas humildes
y de tus manos vuelan palomas blancas
Mi recuerdo te viste siempre de blanco
como un recreo de niño que los hombres miran desde aquí distante
Un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura
A tu lado el cariño se abre como una flor cuando pienso
Entre tí y el horizonte
mi palabra está primitiva como la lluvia o como los himnos
Porque ante ti callan las rosas y la canción.

El próximo domingo, en todo el Perú y en varios países del mundo, celebraremos el Día de la Madre. En otros países, como Argentina, Bolivia, México, Nicaragua, Paraguay, el Día de la Madre se celebra en diferentes fechas.

El segundo domingo de mayo celebramos a las madres y el amor que ellas prodigan. Y es que el amor materno es el ejemplo universal del amor, del amor incondicional. La madre no solamente prodiga amor, sino que también les trasmite valores a sus hijos.

La salud mental de los niños (y de los adultos) va a depender en gran medida de los padres, y especialmente de la madre, con la cual comparten mayor tiempo. Nadie nos enseña a ser padres ni a ser madres. Muchas veces creemos que así como nos han criado, es la mejor manera de criar a los hijos. Y muchas veces no tenemos en cuenta que existen otros factores que nos hace únicos e irrepetibles: los tiempos y los espacios cambias, nuestras interacciones son diferentes. Las madres además de un sexto sentido, tienen mucho más desarrollado el sentimiento del amor, y esto permite que de acuerdo al momento, realicen lo más adecuado para los hijos.

A la consulta han acudido diferentes tipos de madres, desde aquellas sobreprotectoras que no permiten crecer a los hijos y que aún siendo adultos, se empeñan en llamarlos “mis bebitos, porque para mí nunca van a dejar de ser niños”, hasta aquellas madres castradoras. Las hay también perfeccionistas que quieren que los hijos sean lo mejor de lo mejor y que desean que sus hijos ganen todas las competencias. Lo bueno es que muchas aprenden en el camino y luego dejan ir a los hijos porque comprenden que los hijos y las hijas son hijos e hijas de la vida, que no les pertenecen.

El primero de mayo celebramos el día del trabajo, y hace poco escuché decir a una amiga, que el mayor trabajo lo tenemos en casa, no con las labores cotidianas de lavar, cocinar, planchar, barrer, sino con nuestros hijos. Es el mayor trabajo que Dios nos ha encomendado a los padres: formar hombres de buenas costumbres. Esta amiga me dijo que tratando de conseguir mayor dinero, ella se había conseguido cuatro trabajos y que al igual que el esposo, salía de casa dejando a los hijos dormidos y que cuando regresaba en la noche los encontraba durmiendo, salvo algunos domingos en que le tocaba descansar, se molestaba con ellos porque no la dejaban dormir queriéndole hablar sobre las cosas que le sucedían. Hasta que pasó lo peor, la hija mayor salió embarazada de un desconocido, el varón se hizo adicto a las drogas y a la menor le dio una depresión que tuvo que ser hospitalizada. Entonces el terapeuta, después de recomendarles de que tuvieran mayor tiempo con los hijos, les indicó que para que no lo olvidaran, pegaran una etiqueta cerca de la cerradura de la puerta de entrada de sus casas, donde decía que el mayor y mejor trabajo lo tenían en casa. Poco a poco la familia se fue curando, la hija mayor rehízo su vida con una nueva pareja que la sabía valorar, el segundo hijo entró a un centro de rehabilitación para drogadictos, y la menor mejoró notablemente de la depresión. Todo esto cuando los padres se dieron cuenta de que requerían terapia. Y el mayor trabajo lo realizó la madre.Es por esto, que no quiero esperar a que sea domingo para poder decirle a todas las madres que tengan un feliz día de las madres, no solamente el domingo, sino todos los días del año. Mamá Edilia, que tengas un feliz día hoy y todos los días. Te quiero mucho mamá. 


David Arce

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