Alma es una niña de trece años procedente de Batanes, Chulucanas, que ve fantasmas. Acude al Centro Pastoral acompañada de sus padres, tres hermanos, tres hermanas y sus cuatro abuelitos.
“Todo empezó cuando se asustó cerca a la loma Macanche, como a las seis de la tarde, —refiere asustada, su madre—, iba como zonza apañando algarroba, cuando dice que vio un colambo de oro que salía de su cueva de la tierra, y que se deslizaba suavemente entre las piedras, mi hija dice que empezó a seguirlo y que cuando ya estaba por chaparlo se metió rápido entre las ramas que se hicieron más tupidas y no la dejaron avanzar. Los Sampedros parecía que la rodeaban y las golondrinas hicieron la tarde más oscura”.
“Y dice que no recuerda más. Como a las ocho de la noche, convencimos a unos huaqueros viejos que nos acompañaran a buscarla porque dicen que de la Loma Macanche han sacado tanto oro en mucha mayor cantidad que en el Señor de Sipán. Y los huaqueros viejos no querían acompañarnos porque dicen que la loma está encantada. Nos dijeron que lleváramos agua bendita y con mecheros fuimos a buscarla: la encontramos con la mirada perdida echando espuma por la boca”.
“Rápidamente mi comadre Sinforosa, que es media curiosa, le estiró el dedo medio del corazón y ya en la casa le empezó a rezar y a sobar con un pedazo de alumbre, cuando tiraron el alumbre a las brasas chisporroteó como si quemaran a un humano y al final quedó tan delgadito como un colambo delgadito, de esos plateados.”
“Mi comadre me dijo que le diera sopa de pichón durante diez días, que la veía media pálida, flaca y ojerosa. Durante diez días estuvo estítica, no podía hacer el dos, pero al décimo día se vino en diarrea con un olor terrible a burro muerto que nadie en la casa pudo soportarlo. Creo que algún vecino maloso le había hecho mal a mi marido y en vez de caer toda la maldad en él, cayó en nuestra hija menor”.
“Lo cierto doctor es que desde que la encontramos desmayada, nos ha venido con que adivina lo que va a suceder y dice que habla con fantasmas que son los que le dicen lo que va a pasar. La primera vez nos dijo que nuestra vecina la Patoja iba a dar a luz, y no pasó ni una semana y la bandida dio a luz, bien guardadito se lo tenía, creo que se fajaba el mondongo”.
“Luego dijo que el viejito Domingo el panadero había venido en la tarde dejándole una bolsa de pan y a despedirse porque se iba de viaje, eso nos lo dijo como a las siete de la noche, y al día siguiente lo encontraron muerto cerca al horno de barro con la harina sin amasar.”
“Y así poco a poco ha ido adivinando varias cosas, tanto que venían las vecinas a preguntar por sus cosas perdidas y mi hijita cerraba los ojos, se inclinaba hacia la derecha que era que escuchaba a los fantasmas buenos, y le adivinaba dónde habían dejado su plata por ejemplo. Solamente una sola vez se equivocó, le dijo a una señora que sus calzones rojos estaban debajo del colchón. Y resultó que no eran de ella, porque ella no usaba calzones de chuchumeca y que siempre dejaba sus calzones limpios, que nunca dejaba esa rayita de canela. Mi hija me contó después que el fantasma malo le dijo que esos calzones se los había comprado el marido para su esposa para la fiesta de las Cruces, pero que vino una advenediza y se los hizo regalar a ella”.
“Por todas estas cosas, doctor, nos hemos venido con nuestras chivas a Chulucanas y estamos viviendo por el barrio Monteverde, pero mi hijita insiste en que sigue oyendo a los fantasmas. Hasta hemos vendido nuestras ovejas para llevarla a Huancabamba para que la cure el brujo, pero igualita nomás está”
Cuando entrevisto a Alma, me dice que todos los días conversa con sus fantasmas, y que le acompañan todo el día, inclusive cuando sus padres se van al campo y cuando sus hermanos se van a estudiar; y que ahora le están diciendo que el doctor no me está creyendo que mejor le hable de mis juguetes. Me enseña una muñeca con un solo ojo, le machuca la barriga y la muñeca empieza a pedir leche.
Alma me mira con una bella indiferencia y empieza a cantar una canción de cuna.
Los padres alarmados se acercan más, y les pregunto desde cuándo se están peleando. Y el padre llorando me dijo: “desde ese día que le dio el ataque en la loma macanche nosotros nos íbamos a separar y esa noche yo planeaba dejar el hogar. Porque yo soy el que le compró esas trusas a la vecina.”
Fantasmas en Chulucanas - Por Dr. David Arce
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