Ayer por la tarde, en el Auditorio del Hospital Almenara, vimos una Entrevista, para mí, inédita, del Maestro Carlos Alberto Seguín. Allí se le veía con la frente amplia, ideas claras y una voz modulada concordante con su lenguaje no verbal.
Allí recordaba cómo es que se había hecho psiquiatra. Estudió Medicina en la Universidad de Buenos Aires y trabajó como médico en la provincia norteña de Formosa. Recordó que un día atendió a un hombre que venía por un dolor al corazón. Al examinarlo no le encontró ninguna enfermedad al corazón y le dijo al paciente que no se preocupara.
Al poco tiempo regresó el paciente con las mismas molestias y al volverlo a examinar tampoco le encontró nada.
Vino una tercera vez y le realizó exámenes más exhaustivos, y mostrándole los resultados, lo despidió diciéndole que no se preocupara, que no tenía nada al corazón.
Pocas semanas después de la última cita, Seguín se enteró del suicidio del paciente. Esta experiencia lo marcó para siempre. Y desde entonces comprendió la esencia integral del ser humano, que los aspectos físicos no están desligados del aspecto emocional.
Cuando regresó a Perú, trabajó desde la inauguración del Hospital Almenara Ex Hospital Obrero ante la incredulidad de los colegas, por ser un Hospital General y que según ellos no habría pacientes para un psiquiatra. Creo el primer Servicio de psiquiatría dentro de un Hospital General y actualmente tenemos camas de hospitalización y cuatro Servicios: Psiquiatría Adultos, Hospital de Día, Farmacodependencias y Psiquiatría de Niños y Adolescentes.
Ayer por la noche, mediante las redes sociales, me enteré del suicidio de una paciente que atendí en el 2006 cuando ella tenía 17 años. Su esposo había publicado una fotografía donde se le veía llevándole flores al cementerio. El deceso había ocurrido los primeros días de diciembre. Y yo recién me enteraba.
Cada cierto tiempo me escribía y me contaba que se había casado, que su esposo trabajaba como enfermero y que ya tenían tres hermosos hijos. Que después del tratamiento había tenido una sola hospitalización después de su primer parto y que después todo iba bien, tan bien que dejó de asistir a sus controles con su psiquiatra de adultos.
Publicaba fotografías de sus paseos con su familia, de sus planes de estudio y de su floreciente negocio de panqueques. Aunque su muerte haya ocurrido hace casi tres meses, al enterarme recién, me dio mucha tristeza y me puse a mirar sus fotos y en todas ellas aparecía radiante y llena de vida.
La primera vez que vino al Hospital, ella tenía 17 años y el diagnóstico fue una depresión severa y la hospitalizamos por casi tres semanas. Salió de alta recuperada, y al poco tiempo cumplió 18 años y siguió con el tratamiento en psiquiatría de adultos hasta terminarlo. Luego tuvo una depresión post parto y seguía teniendo controles mensuales.
El domingo pasado vi un documental sobre La Muerte Silenciada, que trata sobre suicidios y su escaso registro en los diferentes países debido muchas veces a que al no encontrarse nota suicida, las muertes son registradas como accidentales.
Según las estadísticas, las mujeres intentan suicidarse más veces que los hombres, sin embargo los hombres logran suicidarse más que las mujeres. La causa más frecuente de suicidio es la depresión, y es una enfermedad que tiene tratamiento y que se puede prevenir sus consecuencias.
En la antigüedad impedían enterrar a los suicidas en los Camposantos y para escarmiento de su accionar los enterraban en la bifurcación de los caminos, para que el ruido de las carretas nunca los dejara descansar en paz. Actualmente ya se reconoce que es consecuencia de un problema de una persona mentalmente enferma, aunque todavía se sigue penalizando los intentos suicidas porque en los Hospitales de la Seguridad Social el intento de suicidio no está cubierto por el Seguro de Salud.
Espero que estas reflexiones nos sirvan para tener en cuenta que los suicidios son más frecuentes de lo que pensamos y que, si tratamos oportunamente a los pacientes, éste puede ser prevenido para que al final no se convierta en una Muerte Silenciada más.
Las Muertes Sileciadas - Por Dr. David Arce
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