Una vez vi a un hombre en la calle que hablaba solo, levantaba las manos, se reía a carcajadas, aplaudía y, solamente cuando pasé muy cerca de él, me di cuenta de que tenía puesto un audífono y estaba hablando por teléfono celular.
Después de descartar un trastorno psiquiátrico agudo, asocié la escena a los zombis, aquellos de las historias africanas y de las películas de terror que dicen que los zombis son cadáveres resucitados por medios mágicos por un hechicero para convertirlos en esclavos y capturar su voluntad.
Conversando con una amiga me decía que ella se resistía a usar los denominados smartphones o teléfonos inteligentes, porque, aunque acercan a los que están lejos, muchas veces alejan a los que están cerca.
Y si miramos alrededor nuestro veremos una gran cantidad de personas conectados a sus celulares, revisando las redes sociales como Facebook, WhatsApp, twitter, etc. en cualquier lugar: la calle, el colegio, restaurantes, hasta en los cines, teatros, y reuniones de amigos podemos observar varias personas juntas que están interesados en sus teléfonos y no conversan con el que está a su lado. Aquí en el Perú, por motivos de los múltiples asaltos a la gente que retira dinero, se ha dispuesto de que en los bancos no se responda llamadas ni se revise el celular, pero aun así la gente se resiste a acatar la norma. Es una norma que en los aviones se dé el aviso de apagar los celulares por la posible interferencia con los sistemas electrónicos del avión durante el vuelo, irresponsablemente muchos no lo hacen y lo dejan prendido jugando. Una vez ví que en plena misa unas personas estén revisando el celular sin prestar atención al sacerdote. Pienso que es mejor que no asistieran a escuchar la misa.
Revisando las redes sociales observamos que las personas están ansiosas y pendientes de que les den un like o “me gusta” a sus publicaciones, cada momento revisan su celular, aun cuando no han recibido una notificación, “por si acaso”.
Cuando tengo pacientes menores de edad que están haciendo adicción a los juegos en línea o a alguna red social, conversamos con los padres y acordamos realizar un “silencio electrónico”. Muchos de ellos aceptan apagar los aparatos electrónicos desde las 10 pm hasta las 6 am. Sucede que muchos jóvenes envían y reciben mensajes de texto de sus amigos en cualquier momento de la noche, tienen su teléfono en la mano, junto al oído, medio dormidos responden y vuelven a dormir, lo cual les imposibilita un sueño reparador, despertando en la mañana con la sensación de no haber dormido nada, e invierten su sueño durmiendo durante el día. La mayoría acepta apagar sus teléfonos, ponerlos a cargar, y dormir placenteramente. Muy pocos padres se quejan de que no pueden sacar a sus hijos de las computadoras, tablets, celulares, y me preguntan qué hago con mi hijo que se ha enviciado con los juegos de Internet en línea. Yo solamente les pregunto: ¿Quién contrata el servicio de Internet? Y ellos mismos se responden y saben que pueden tomar la decisión drástica de suspender el servicio. Aunque algunos dicen y cómo va a hacer mi otro hijo que no es adicto y quiere hacer sus tareas de la Universidad.
He conocido a jóvenes, que ante la imposibilidad de abstenerse de estar revisando sus redes sociales, han optado por cancelar sus cuentas. Y se han dado con la sorpresa de que tienen mayor tiempo para disfrutar con familiares, colegas y amigos.
Yo no estoy en contra del uso de la tecnología. Más bien digo que no es saludable el abuso de los teléfonos celulares. Una persona que puede controlar sus impulsos, puede usar sin abusar de las redes sociales en el momento adecuado, que cuando esté tomando sus alimentos, les brinde importancia a las personas que lo rodean, que los mire a los ojos y que utilice uno de los mejores dones que tenemos los seres humanos: el verbo, la palabra; que cuando esté trabajando, ponga en silencio su celular y atienda el trabajo con todos sus sentidos, ya tendrá tiempo de revisar sus mensajes. Muy poquísimas cosas son tan urgentes como para estar mirando cada rato el celular.
Estamos a tiempo de evitar estar atontados, comportándonos como autómatas, zombis de los tiempos modernos.
Los Zombis existen - Por el Dr. David Arce
0 comentarios
Posts a comment