martes, 7 de octubre de 2014

Historia de Aparecidos - Por el Dr. David Arce

FANTASMAS“Desde el mes de marzo, exactamente el 20 de marzo en que mi hijo Diego me acompañó al cementerio y destaparon la caja del difunto, desde ese día mi hijito se ha puesto mal. Ese día se puso pálido, le sudaban las manos y se puso a llorar, tanto, que con mucha vergüenza tuve que sacarlo del cementerio. Ya desde antes era miedoso, le tiene mucho miedo a la oscuridad y desde las seis de la tarde no quiere ir ni al corral a guardar las gallinas. Pero desde ese día del cementerio, no puede dormir, al comienzo se le quitó el apetito, pero ya le ha vuelto. Y lo peor de todo es que ha bajado drásticamente su rendimiento escolar. Antes era el número uno, traía puros veintes. Ahora no quiere ni copiar en el cuaderno. La profesora dice que ha veces se pone pálido y le sudan las manos, entonces me lo envían a la casa. Muchas veces él no quiere ir. Dice que un hombre negro lo sigue por todos lados, que se parece al que vio en el cajón en el cementerio. Por todos lados lo ve, en el mercado, en la Plaza de Armas, hasta en el colegio. Antes iba seguido al Estadio, pero cuando se dio cuenta de que estaba junto al cementerio, no quiere ir. Muchas veces le ha dicho a la profesora que el hombre lo estaba mirando por la ventana, y cuando ella ha volteado, no ha visto nada. A él le gusta escuchar historias de aparecidos, tenemos un vecino que vive junto al cerro y dice que en noches de luna nueva, cuando todo está oscuro, salen los aparecidos a recoger algún parvulito, dice que tienen los ojos brillantes, y que usaran como una capucha, que cuando pasan cerca de uno como que lo inmovilizan y le chupan el alma, y la persona cae al suelo convulsionando. Yo ya le dije a Diego que no esté escuchando esas historias, pero insiste y de lejitos se pone a escuchar que cerca de la casa hay una huaca y que sale un colambo de oro, pero que es solamente para atraer a los incautos. Luego cuentan de la viuda que a partir de las doce de la noche sale a recorrer las calles de Chulucanas, desde la ramón Castilla hasta la Ica, se escabulle por el pasaje Paita, luego regresa por la Callao siempre llorando, puede imitar muchos tipos de voces. Es por eso que no sale mucha gente de noche, solamente tienen que ir rezando y santiguándose”.


Inicialmente pensé que el niño tenía alucinaciones, que veía a un hombre negro, pero preguntándole bien, no veía al hombre negro con precisión, como borroso diría después, que no tenía piernas, que caminaba flotando en el aire. Después dijo que era como una sombra nada más. Que cada día era más frecuente y lo que más le molestaba era verlo en el colegio. Pensaba que algo muy malo le iba a pasar a su mamá, pensaba que iba a ver a su mamá en el ataúd. Y para alejar esos malos pensamientos rezaba tres padrenuestros, y por arte de magia la sombra dejaba de perseguirlo. Si no se ponía a rezar le entraba una angustia tremenda que tenía ganas de salir corriendo a su casa, le sudaban las manos, le latía fuertemente el corazón y le faltaba el aire como si hubiera comido camote. Entonces se ponía a rezar los tres padrenuestros, para tan mala suerte que a veces no recordaba si eran dos o tres los que había rezado, y para que todo salga perfecto y sea efectivo, volvía a rezar, teniendo cuidado de que sean tres veces exactas. La sombra no le hablaba, solamente sentía que lo espiaba.


Iniciamos tratamiento con antidepresivo y mejoró en su siguiente control, ahora se le ha incrementado la dosis para Trastorno Obsesivo compulsivo y está asintomático. Ahora ya no se pasa a dormir a la cama de su mamá, aun teniendo 12 años. Aunque sigue teniendo miedo a la oscuridad y sigue mirando películas de terror arropado debajo de su frazada.


Ahora, después de tres meses de tratamiento ha vuelto a ser el niño de antes, juega, ríe, y lo que más le gusta a la mamá, es que le trae la libreta con puros veintes.



Historia de Aparecidos - Por el Dr. David Arce

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