martes, 10 de diciembre de 2013

Violencia Filio-parental Parte III (Conductas violentas de jóvenes hacia sus padres)

VIOLENCIA FilialDesde la primera vez que Mercedes, la madre de Pablo, acudió a la consulta, toda la familia ha venido en tres oportunidades más. Al sentarse, Mercedes lo hace hacia mi lado izquierdo y, bastante separados, Juan, el padre y los tres hermanos juntos, Miguel de 27 años, Sandra de 25 años y Pablo de 14 años.


Miguel dice que los padres han estado ausentes toda su vida, y que prefirió estar más en la calle que en la casa, que se alegró mucho cuando ingresó a la Universidad y más aún cuando tuvo su primera enamorada, solamente para permanecer el menor tiempo posible en casa. Llegaba tarde en la noche y salía temprano en la mañana, y apenas cruzaba palabras con los padres, muchas veces lo hacía mediante notas que dejaba adheridas a la refrigeradora.


Sandra dice que ella igual, que prefería estar en las casas de sus amigas y salir a fiestas, siempre sin descuidar sus estudios porque ello significaba su independencia de los padres.


Ambos dicen que el padre tiene el carácter muy blando, que la madre ha sido la que ha impuesto los castigos, muchas veces físicos. La agresividad de la madre se incrementó cuando se enteró de que el esposo le era infiel, no con una, sino con varias mujeres. Mercedes, empezó a faltar al juzgado donde trabajaba, se embriagaba en las noches y hacía escándalos en la casa, que los vecinos tenían que llamar a Serenazgo para que los dejara dormir. Al comienzo Mercedes les planteó a los hijos el irse a vivir ella y los tres hijos aparte, realizar un juicio para la Tenencia de Pablo, que en esa época tenía 8 años. Pero ninguno de los tres hijos aceptó ir con ella. En ese entonces, hace 6 años, el carácter de Mercedes, la madre, se le empezó a agriar, y como los dos hijos mayores estaban casi ausentes, enfiló su agresividad hacia Pablo, a quien recriminaba por cualquier cosa, lo golpeaba sin medir las consecuencias de los golpes, muchas veces le hacía heridas en el cuero cabelludo, y a veces en la cara, una vez en el labio. Pablo guarda claros recuerdos de aquella época.


Y le pregunto a Pablo, qué ha cambiado en los últimos meses que ya no permite pasivamente que la madre lo golpee. Y me dice que simplemente ya se cansó de tanto maltrato, que se cansó de ir donde le padre a quejarse cada vez que le pegaban sin encontrar protección. Que había pensado en suicidarse, pero que hace tiempo cuando su madre lo había dejado casi inconsciente, se puso a pensar que él era el que permitía tanta agresión. Y fue la primera vez que se alejó de la madre y le dijo que si lo volvía a agredir, la denunciaría en su mismo trabajo. “Y aquí mismo vuelvo a repetir que yo nunca he cogido nada de plata, que entre Miguel y Sandra, se robaban el dinero y las joyas de la abuelita. Ellos me echaban la culpa a mí. Me sobornaban comprándome zapatillas y otras cosas para que yo no hablara. En realidad a mí no me importaba lo que ustedes pensaran de mí. Igual como el doctor ha pedido que me analicen la sangre y la orina para ver si consumo drogas, solamente porque me gusta la música Reggae, y ustedes ven que ha salido negativo, todos tienen una percepción inadecuada de las cosas. Dejé de ir al colegio para matricularme en Kung Fu, quería aprender a defenderme, no solamente de mi mamá, sino también de todos mis compañeros que me hacían bullying. Yo nunca le he pegado a mi mamá, solamente he evitado que me siga agrediendo. Sí le he levantado la voz”


La madre, en actitud dolorida, quiere acercarse a Pablo para limpiarle las lágrimas y él, se aparta mirándola seriamente a los ojos. “Mamá, yo te quiero mucho, sé que ha habido circunstancias en que has sufrido, y que te has maltratado, pero la vida no acaba aquí nomás, cada uno de nosotros continuaremos nuestro camino. Lo único que te pido es que no me vuelvas a maltratar, solamente me defenderé y te defenderé. Igual te quiero padre y a ustedes que son mis hermanos. Espero que me comprendan”.


Yo me sorprendo ante estas revelaciones y ante la actitud aparentemente muy madura de Pablo, que este viernes 13 cumplirá 15 años y que durante las Terapias de grupo, juega y se divierte como un niño.


Les vuelvo a decir a los padres que requieren ayuda especializada y que por favor busquen algún psicoterapeuta de adultos o de familia. Cuando me preguntan si recomiendo a alguien, recuerdo a mis maestros expertos en Psicoterapia, Dr. Rafael Junchaya y al Dr. Mario Ledesma, a quienes les agradeceré toda a vida.



David Arce.


 


 





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