martes, 22 de enero de 2013

Trastorno Disocial de la Personalidad 02

Aún cuando a diario los titulares de los periódicos y de los noticieros nos bombardean con malas noticias, no dejamos de sorprendernos cuando nos enteramos de tal o cual asesinato cada vez más cruel. Y nos sorprendemos mucho más cuando la persona asesinada tenía una relación sentimental e inclusive de parentesco, como hemos visto en los últimos tiempos de hijos e hijas que asesinan a sus madres o padres.

Cuando vemos en las portadas de los diarios que ocurrió una matanza en una ciudad de Estados Unidos o de Europa, nos parece tan lejos, que nos es difícil imaginar que también estos sucesos puedan estar sucediendo en un pueblo pequeño y pacífico como es Chulucanas, donde cada día nos enteramos que ocurren con mayor frecuencia actos delictivos. Cuando era niño, nunca escuché que alguien matara a una persona, en aquella época, la gente solamente moría por accidente, por desamor o por vejez.

Y nos preguntamos cómo es que una persona es capaz de asesinar a sangre fría a una persona, o a varias. Existe, precisamente, una novela de Truman Capote, titulada “A sangre fría”, donde narra el asesinato de una familia norteamericana próspera a manos de un par de criminales. Dicen que este escritor, para poder escribir su novela, entrevistó a todos los testigos, a la policía, a la gente del pueblo y hasta a los mismos asesinos. En la novela, escrita como si fuera una larga crónica, describe, con lujo de detalles, el tipo de personalidad de estos asesinos.

En psiquiatría, se estima que la personalidad se estructura por completo a la edad de 18 años. Después de los 18 años ya podemos hablar de trastornos de la personalidad. Antes de los 18 solamente hablamos de Trastornos de Conducta.

Todas las personas tenemos una forma de conducirnos y de relacionarnos con los demás, y existe una gama de matices en nuestra forma de ser. Cuando nuestra forma de ser y de comportarnos nos trae dificultades con nosotros mismos, con nuestro entorno, con nuestra vida de sentimental, académica o laboral y, en general, con las demás personas, ya estamos hablando de que tenemos un Trastorno de la Personalidad.

Las personas que padecen de Trastorno Disocial de la Personalidad, que incluye también las denominaciones: asocial, amoral, sociopática, antisocial, psicopática, son aquellas que tienen una actitud irresponsable y despreocupada por las normas, reglas y obligaciones sociales. Generalmente tienen incapacidad para sentir culpa o vergüenza y no les preocupa el sufrimiento de los demás, son crueles.

Pueden pertenecer a cualquier clase social o cultural, pueden estar mal trajeados o caminar con saco y corbata, pueden ser iletrados o grandes profesionales. Pueden ser muy inteligentes y hábiles para mentir sin remordimiento, solamente con la finalidad de sacar provecho propio.

Muchas veces pueden ser seductores y mostrarse inicialmente como seres muy tiernos, cuando en realidad están calculando cuál será la ganancia que van a obtener. Son fríos y carentes de nerviosismo. Recordemos que estas personas no tienen afectada la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, así como tampoco la noción de la realidad. Por lo mismo que solamente quieren obtener cosas para su provecho, muchas veces tienen poca capacidad para mantener relaciones afectivas duraderas y son incapaces de sentir amor hacia los demás. Tienden a tener una vida sexual trivial, promiscua e impersonal. Son manipuladores y no aceptan la responsabilidad por sus actos, llegando a culpar a los demás de algún acto de maldad que ellos mismos han realizado. 

Este tipo de personas con Trastorno Disocial de la Personalidad generalmente han tenido ya conductas parecidas durante su niñez o adolescencia. Pueden empezar mintiendo, robando pequeñas cosas y poco a poco ir escalando en su carrera delictiva.

Aún no se conoce qué es lo que causa que algunas personas tengan este tipo de personalidad. Se cree que existe una combinación de factores biológicos y factores sociales. Parece existir una predisposición genética y el entorno ambiental juega un papel desencadenante de este tipo de vida antisocial, como que si el vivir conjuntamente con este tipo de personas hiciera que romper las reglas sociales fuera algo común.

Se conoce que muchos de estas personas han tenido una niñez muy difícil, han sufrido de maltratos, abusos, abandonos, violaciones, rechazos. Y parece ser que a una edad muy temprana han realizado una especie de promesa consigo mismos de vengarse de la sociedad de todo lo que les ocurrió en la infancia. Aunque esto es solamente una suposición.

Hasta ahora, ni la medicina ni la psiquiatría han podido encontrar los remedios eficaces para combatir este tipo de comportamientos, de personas que hacen daño a personas y que no tienen sentimiento de culpa.

Hasta ahora, desgraciadamente, lo único que ha ideado la sociedad, para aislar a este tipo de personas con Trastorno Disocial, son las cárceles.

Es por eso que tenemos la esperanza de que interviniendo en la niñez temprana, en los padres, en el núcleo familiar, podremos cambiar el destino de muchas personas, no solamente de aquellos que van a padecer este trastorno, sino también de aquellas personas que van a ser sus víctimas.

David Arce

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