Después de estar en la radio y de reunirnos con Monseñor Daniel Turley en una reunión de trabajo con los demás integrantes, fui a recoger a mi hijo, quien al verme me dijo, que se iba de Vacaciones… Creo que en el colegio les estuvieron hablando de ello, por eso es que estaba con la idea… y así siguió hablándonos las siguientes horas en la casa… Luego por la tarde me dijo, Papá vamos de vacaciones, a lo que le dije que ya, que después que termine el colegio nos iríamos a pasear al cerro… No, me dijo, la profesora nos ha dicho que ya es vacaciones, vamos, vamos, insistía… y para calmarle sus ímpetus encendí el televisor y puse el canal 24 para que viera dibujos animados y me senté a la computadora para revisar algunas publicaciones y editar algunas notas para el blog, cuando de pronto lo tuve encima mío diciéndome nuevamente, vamos pá, vamos pá…
Vamos entonces le dije, pero primero vamos a inflar tu flotador y luego vamos. Ya me dijo y Erika le acomodó en su mochila, la ropa, la toalla y en menos de 10 minutos estábamos en la piscina, que a esa hora de la tarde 4:00 PM estaba sin gente, nos metimos y empezamos a disfrutar del agua, la piscina estaba a medio llenar, de tal manear que mi hijo podía caminar pero igual siempre estoy atento a sus movimientos. Pasada una media hora, una familia llegó, cuatro adultos y tres niños de 7. 5 y 4 aproximadamente, los niños ingresaron a la piscina a medio llenar y los adultos se sentaron en una mesa al costado a tomar unas bebidas, y dado que la piscina estaba a medio llenar, no podían desde su ubicación observar a los niños y confiando que el agua no los tapaba, no se preocuparon por ellos.
Observando la escena, no despegue la mirada de la mas pequeña, por que se que el piso de la piscina es resbaloso y los niños sin experiencia pueden caer presos de la desesperación, y ahí estábamos ubicados a mas o menos unos 10 mts de la ubicación de la niña, voltee un instante para mirar a mi hijo y cuando retorné la mirada a la niña, ésta ya no estaba, y pude notar que un metro mas aya en medio de un gran chapoteo, hacia mil esfuerzos por sobreponerse, la pequeña se había resbalado y la desesperación le impedía ponerse de pie, así que de inmediato estuve en su ubicación y pude sacarla del agua, la levante y llamé a sus padres, la niña se estaba ahogando les dije, tengan mas cuidado… la niña asustada empezó a vomitar el agua, y luego rompió en llanto, regresé a la piscina y mi hijo me entregó una pulsera de la niña que había perdido en la desesperación, era una pulsera morada con la imagen del Sr. Cautivo y la Virgen del Carmen.
Gracias Señor por permitirnos ser tus manos... Amén
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