Dr. David Arce - En el día de la Medicina Peruana (05-10-1885)

Audio:

El cinco de octubre de 1885, en la Maisón de Santé, hace casi 127 años, falleció el estudiante de medicina Daniel Alcides Carrión, cuarenta días después de haberse inoculado la bacteria Bartonella bacilliformis, de la cual ahora se conoce que produce la Verruga Peruana o Enfermedad de Carrión. Algunos dijeron que se trataba de un acto suicida e irresponsable, y que no era necesaria aquella actitud temeraria que iba contra la vida del estudiante.

Es que probablemente no se situaron en el contexto del acto de excelsa humanidad, de aquel que otorga su vida por la de los demás. En aquellos tiempos de la construcción del ferrocarril central, morían muchos de los hermanos trabajadores a causa de la enfermedad llamada Fiebre de la Oroya. Y se creía que la Verruga Peruana era una enfermedad diferente. Sin embargo, con este acto heroico, Daniel Alcides Carrión, quiso demostrar que se trataba de una misma enfermedad en diferente estadío y evolución.

Desde el mismo día 27 de agosto de 1885, en una actitud de investigador nato, empezó a realizar anotaciones en un diario. A los veintiún días iniciaron sus primeros síntomas y siguió anotando hasta el 26 de setiembre en que agobiado por la fiebre, la anemia y el delirio, ya no pudo más y dejó las anotaciones a sus compañeros. Sus últimas palabras fueron: “Aún no he muerto … amigos míos, ahora les toca a ustedes terminar la obra empezada, siguiendo el camino que les he trazado…” Y antes de expirar, exclamó C´est fini: esto se terminó.

Aunque no lo podamos creer, esta Enfermedad de Carrión, no ha sido erradicada todavía, hace un año exacto, cerca nomás acá en Huancabamba, en la sierra de nuestra Piura tuvimos una epidemia de 85 personas que sufrieron la Enfermedad de Carrión, de las cuales fallecieron dos.

Es por esto que todos los médicos del Perú a Daniel Alcides Carrión lo consideramos como uno de nuestros más caros ejemplos en el ejercicio de la medicina.

Y es que él representa el verdadero sentido del médico, de aquel ser humano que lucha por la vida de aquel otro ser humano que está sufriendo y que necesita ayuda. Representa además la actitud ética de responsabilizarse por el sufriente, por el paciente, de colocarse en el lugar del otro para ayudarlo. Sin esta empatía, sin esta responsabilidad por el prójimo, el ejercicio de la medicina no pasaría de ser una simple herramienta tecnológica, fría e inhumana. Entonces no necesitaríamos examinar, hablar, conocer por su nombre a los pacientes, sino que solamente extenderíamos una simple receta universal, que serviría para todos sin distingos de ninguna naturaleza. Entonces la medicina dejaría de ser medicina.

Esta gesta heroica de Carrión cobra mayor importancia en estos días de aparente bonanza económica en las cifras macro y micro económicas, pero que los peruanos de a pie seguimos esperando que ésta se refleje en nuestros bolsillos. Y nunca como ahora, la Medicina Peruana ha sido más injuriada y vilipendiada. Hace tres semanas los médicos de EsSalud suspendimos una huelga extrema que duró 33 días, y actualmente nuestros colegas del Ministerio de Salud acatan una huelga que ya lleva dos semanas y esperamos que termine pronto, por el bien de nuestro Perú, especialmente por el bien de nuestros paisanos más pobres que tienen poco acceso a las Servicios de Salud.

Nuestro Sistema de Salud está gravemente enfermo, pero aún así, hoy quiero expresar mi solidaridad con todos los médicos, mi reconocimiento por la abnegada labor al servicio del prójimo y especialmente el respeto a su dignidad como seres humanos y como médicos.

Reciban pues, estimados colegas médicos, mi saludo fraterno en este Día de la Medicina Peruana, en que como diría nuestro gran César Vallejo, en su poema La Cena Miserable: Y cuándo nos veremos con los demás, al borde de una mañana eterna, desayunados todos.

Dr. David Arce Martino - Chulucanense