Hoy día voy a hablar sobre las locuras. Muchas veces he escuchado que una gran mayoría de la gente, incluyéndome a mí cuando aún no estudiaba psiquiatría, confundimos con frecuencia los diferentes términos y decimos por ejemplo, demente a cualquier persona que tenga una alteración mental. E inclusive, muchas veces los usamos como insultos.
Es probable que este tipo de actitud, impida que la salud y enfermedad mental se vea como algo ajeno, como algo vergonzoso, como algo que debemos esconder en el cuarto más alejado de la casa.
Hay mucha gente que no sabe que cuando insulta a alguien llamándolo idiota, en realidad está usando un término médico que se usa para un trastorno de Retraso mental profundo. Lo mismo sucede cuando usamos el término Imbécil, que es otro tipo de retraso mental, no tan severa como la idiotez. Cuando yo era estudiante de Medicina en la Facultad de San Fernando de la Universidad de San Marcos, el profesor Ruiz Chávez, un profesor de Gastroenterología, muy bueno, nos contaba en forma de anécdota que un día vino otro colega a quererlo demandar por insultos, porque lo había llamado Imbécil, y decía que él serenamente le respondió, “Cuando yo te dije imbécil, en realidad no te estaba insultando, lo que yo estaba haciendo en mi calidad de médico, era simplemente darte un diagnostico.
Cuando vemos por la calle a un loco, le decimos demente. Y en realidad la demencia es otro tipo de enfermedad mental, que se da con mayor frecuencia en los ancianos, aunque también puede sufrirla una persona madura, como en las demencias tempranas.
Existen diferentes tipos de demencias, las de tipo Alzheimer, la demencia senil, la demencia vascular producida por la presión alta que no tiene un tratamiento adecuado porque nos descuidamos y no nos controlamos la presión. También existen demencias producidas por virus, como la denominada Enfermedad de las Vacas locas, que gracias a Dios esta epidemia se pudo detener al comprobarse que los vacunos se enfermaban cuando comían alimentos contaminados producidos a partir de carnes y huesos de ovejas enfermas.
Otro tipo de demencia, que tampoco ya no se da en la actualidad, es una enfermedad llamada KURU, que se daba en algunas tribus de áfrica, específicamente de Nueva Guinea. Esta enfermedad se producía por prácticas caníbales, y era originada por unas partículas mucho más pequeña que los virus llamadas priones. Y demoraba como veinte años en manifestarse. Por ejemplo, los caníbales que comían el cerebro crudo de los vencidos, después de veinte años empezaban a enfermarse.
Y así vemos que no todos aquellos que padecen enfermedades mentales tienen la misma enfermedad. Por ejemplo, los que llamamos locos de la calle, generalmente padecen esquizofrenia. Y aún así, existen diferentes formas de esquizofrenia. He visto personas que han tenido un episodio corto de locura y que luego se han curado. Les han rezado, les han pasado el huevo criollo, los han llevado donde el curandero y luego, se han curado. Porque en realidad existen diferentes tipos de alteraciones mentales.
Debemos recordar que cuando nuestros padres, nuestras madres, nuestros familiares y vecinos, envejecen y por desgracia se enferman de demencia, la enfermedad se manifiesta de diferentes maneras, incluyendo cambios de conducta y pueden llegar a la agresión física, psicológica, a veces nos pueden insultar, decir lisuras. Nunca debemos olvidar que ellos son seres humanos que están sufriendo, y que la enfermedad les hace decir cosas muy hirientes, de las cuales no se dan cuenta.
En lo familiar, mi abuela Mercedes, sufrió de demencia, empezó olvidándose de las cosas simples, luego llegó a tener más clientela, porque la gente se pasaba la voz que daba vueltos de más en su pulpería, se olvidaba de la cocina prendida, y menos mal que no se olvidaba de las llaves de las puertas, porque en ese tiempo las casas de Chulucanas no usaban llaves, solamente se les colocaba una tranca detrás y uno metía la mano para jalarla y abría la puerta a cualquier hora de la noche, porque de día las casas permanecían con las puertas abiertas. Lo bueno de mi abuela y de su carácter es que nunca se molestaba, por más que no reconociera a las personas, siempre las recibía con una sonrisa amplia. Hoy recuerdo su memoria y recuerdo que hace poco, un 24 de setiembre tal vez hubiera cumplido 112 años. Saludos abuela Meche, donde quiera que estés, recibe un abrazo de tu nieto, David Arce.
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